This little text, I wrote as an entry to a contest of microstories, and based it on an older tale of mine:
"Érase un viudo Rey cuya esposa dejó sólo un tirabuzón bronce, dentro del libro escarlata donde él trazaba su pasión, no con tinta, pero con sus yemas y hálito. Cada noche quemaba un pelo, intentando agostar su duelo, pero el mechón nunca menguó.
Una noche, saturado de sufrir, el Rey incinero tomo y trenza en su hogar. Esa mañana, junto al trono apareció un Acuario abarcando un pez áureo y cuarenta pescaditos plateados. A medida que el pez dorado tragaba a sus vecinos, el Rey conquistaba los suyos, hasta que declaró guerra con su última adversaria, una muda Princesa Mora. Él rechazó su hospitalidad, quemó puertas, rompió paredes y cuando ella, arrodillada, pidió merced, amputó y tomó consigo su negra cabellera como trofeo.
De vuelta al palacio vio al pez gualdo consumiendo su propio cuerpo, desapareciendo; y advirtió que de la bronce cabellera en su mano pendía un volumen carmesí."
"Érase un viudo Rey cuya esposa dejó sólo un tirabuzón bronce, dentro del libro escarlata donde él trazaba su pasión, no con tinta, pero con sus yemas y hálito. Cada noche quemaba un pelo, intentando agostar su duelo, pero el mechón nunca menguó.
Una noche, saturado de sufrir, el Rey incinero tomo y trenza en su hogar. Esa mañana, junto al trono apareció un Acuario abarcando un pez áureo y cuarenta pescaditos plateados. A medida que el pez dorado tragaba a sus vecinos, el Rey conquistaba los suyos, hasta que declaró guerra con su última adversaria, una muda Princesa Mora. Él rechazó su hospitalidad, quemó puertas, rompió paredes y cuando ella, arrodillada, pidió merced, amputó y tomó consigo su negra cabellera como trofeo.
De vuelta al palacio vio al pez gualdo consumiendo su propio cuerpo, desapareciendo; y advirtió que de la bronce cabellera en su mano pendía un volumen carmesí."